Se celebra la vista contra los presuntos responsables de la gravísima desatención de que fue objeto una gata en Bilbao la pasada primavera, tras recibir entonces ATEA una llamada de auxilio de la asociación animalista Felinos Bilbao, informando del hallazgo en la calle Concepción de una gata que deambulaba con el collar literalmente incrustado en su cuello, lo que le había provocado una severo cuadro infeccioso.
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Trasladada con urgencia a un centro veterinario, y tras un largo proceso de recuperación, Juani (es el nombre que le pusieron sus rescatadoras) logró salir delante de forma casi milagrosa. Nuestras pesquisas para dar con los responsables de esta criminal negligencia nos llevaron a la identificación del domicilio de donde pudo escapar el animal. Tras presentar sendas denuncias tanto ante el Ayuntamiento de Bilbao como en la comisaría de la Ertzaintza de Gasteiz, nos ha ido llegando información adicional sobre el caso, facilitada por personas anónimas que desde la buena fe desean que se aplique la normativa de referencia, así como contribuir a que hechos similares no vuelvan a producirse. Según dicha información, los responsables últimos del suceso podrían ser personas con un perfil psicológico insuficiente para ejercer la tutoría de seres sensibles (personas o animales), por lo que el escenario se torna aún más preocupante, dado que otros individuos podrían sufrir o incluso estar sufriendo similar pesadilla que Juani. Esta hipótesis ha cobrado fuerza en los últimos días, a raíz de la información hecha llegar a ATEA por parte de los responsables de una clínica veterinaria vizcaína, tras la visita de una ciudadana que solicitaba presupuesto para “vacunar a cinco gatos” que al parecer mantiene en su casa en deplorables condiciones, a juzgar por las imágenes que le mostró a la misma profesional. Es por ello que, además de la aplicación rigurosa de la ley en el caso de la agresión –por desatención y omisión de auxilio– a Juani, ATEA solicitará en el juicio la confiscación cautelar e inmediata de cuantos animales estén en la actualidad bajo la tutela de la persona o personas responsables.
El suceso que nos ocupa no constituye por desgracia una excepción estadística, y refleja de hecho una dramática y constante realidad en nuestra sociedad, que continúa percibiendo en buena medida a los animales como simples elementos a nuestra disposición, añadido a la lamentable circunstancia de que muy rara vez un caso de maltrato animal llega a ser castigado como merece. En tal sentido, y como hemos repetido hasta la saciedad durante estos veintiséis últimos años, el sufrimiento (dolor físico y/o padecimiento emocional) resulta por igual indeseable para la víctima que lo experimenta, sea esta persona o animal, por lo que no procede suponer que existan sufrimientos de distintas categorías o excelencia. La cuestión es tan evidente y cruda como parece: nadie desea sufrir, pues hacerlo atenta contra sus intereses más elementales.
PROCESO DE RECUPERACIÓN
http://www.felinosbilbao.org/index.php/noticias/4866-juani-novedades-060712.html
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