Celebrada la vista contra el presunto responsable de la grave desatención a Juani, la gata que cayó desde el balcón de la vivienda con el collar incrustado en su cuello, y que se recuperó de forma milagrosa tras un mes de intensos cuidados, y tras la abrumadora evidencia de los hechos, el Ministerio Fiscal solicitó a la jueza una condena de veinticinco días de prisión –a razón de dos euros diarios–, así como al pago de las costas por la atención veterinaria (aunque esto no debería computarse como “castigo”, pues queda especificado en la legislación proteccionista que es una obligación de todo propietario ofrecer a los animales bajo su cargo la atención precisa, cosa que el imputado obviamente no hizo).
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ATEA ha de valorar la petición desde dos perspectivas diferentes y al tiempo complementarias. Por un lado, resulta sencillamente escandaloso que causar tan severo daño a
ATEA esperará a que se emita la correspondiente sentencia –todo apunta a que condenatoria– y a que esta sea firme, para evaluar entonces si emprende nuevas acciones legales contra los responsables de tan horrenda negligencia, que según nuestras informaciones podría estar afectando a otros animales a cargo de la misma persona.
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