AYUDAMOS A UNA 'TORTUGA DE FLORIDA'

TORTUGAS FLORIDA

 

Tras sernos comunicado que “una tortuga” deambulaba por el casco urbano de Hernani (Gipuzkoa), y que había sido recogida por la Policía Local, que colocó en su página web el hecho, para que “su dueño pasara a recogerla”, comunicamos a la citada autoridad local el protocolo que debe seguirse en tales casos, y que no es otro que canalizarla al centro de protección de especies silvestres más cercano (Arrano Etxea, en el caso que nos ocupa), lugar donde se encargarán de ella mejor desde luego que en una comisaría.

Así lo hicieron, en efecto, y solo nos queda desear al quelonio la mejor de las suertes, y sobre todo que la gente se conciencie de una vez por todas del perjuicio que se causa a los animales comercializados, algo que, al fin y al cabo, no deja de ser un tráfico legal en toda regla.

Recordémoslo una vez más: ¡CON LOS AMIGOS NO SE NEGOCIA!

Solo con TU APOYO podremos seguir defendiendo los derechos de TODOS los animales. ¡Gracias!

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LOS AMIGOS NO SON ARTÍCULOS DE COMPRAVENTA... ¡TAMPOCO EN NAVIDAD!

IGUANA TERRARIO pic

 

Llega un año más la Navidad, y con ella nuestro tradicional llamamiento a la ciudadanía para que actúe con la máxima responsabilidad en estas fechas de tradición consumista por cuanto a la adquisición de animales vivos como regalo se refiere.

Un dramático porcentaje se adquiere de forma compulsiva, sin tener en cuenta las nefastas consecuencias que puede tener para las víctimas dicha decisión, tanto si se trata de «exóticos» o de «compañía».

En general, una praxis adecuada de 'consumo responsable' debería descartar por defecto la compra de animales, sean estos silvestres o domésticos, pues deben ser considerados como lo que realmente son: seres sensibles ―similares en lo fundamental a nosotros mismos―, dotados de legítimos intereses, y por lo tanto merecedores de un mínimo respeto.

Como protocolo genérico, ATEA sugiere algunos puntos básicos por cuanto a la convivencia con animales, que se pueden resumir en los siguientes:

  1. Aceptar la etiqueta de 'animales de compañía (de familia)' tan solo aquellas especies que por su propia historia biográfica ya no disponen de un sitio natural en el medio: en la práctica, PERROS y GATOS.
  1. NUNCA intercambiar animales por dinero. Ello alimenta una concepción mercantilista de los mismos y los reduce a meros objetos de consumo. Además, hace que el número de animales sin dueño no descienda, perpetuando así la tragedia.
  1. Si se decide convivir con animales, ADOPTARLOS siempre en una entidad protectora o rescatarlos de una situación traumática.

                                     

Solo con TU APOYO podremos seguir defendiendo los derechos de TODOS los animales. ¡Gracias!

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TAMBIÉN LAS PITONES TIENEN INTERESES

 

PITÓN pic

 

Tras la aparición de una serpiente pitón en los alrededores de Vitoria‑Gasteiz, ATEA desea recordar a la opinión pública que estos animales ―como muchos otros etiquetados de 'exóticos'― son víctimas de un comercio perfectamente regulado y legal, pero al mismo tiempo indecente desde una perspectiva ética, pues apenas son considerados 'mercancía' durante todo el proceso comercial. Sin embargo, conviene recordar que las serpientes tienen similar interés por su propio bienestar como podamos tenerlo nosotros, los humanos. No en vano, tratan de evitar cualquier situación lesiva para ellas (como no podría ser de otra forma). Pero juega en su contra el hecho de que no son capaces  de transmitirnos las mismas emociones que otros animales (en realidad, se trata de una incapacidad empática nuestra), lo que las condena a un status moral inferior. Pero ello solo demuestra que discriminamos al resto de los animales ―también nosotros lo somos― mediante mecanismos sentimentales absurdos, y no que ellos carezcan de intereses propios.  

Cada animal 'exótico' que sobrevive en la sociedad industrializada ha dejado un reguero de compañeros muertos y de sufrimiento gratuito. Porque, lejos de necesitarlos a nuestro lado, su compra supone el último eslabón de un comercio cruel y sin escrúpulos, para el que solo importa que la operación final cuadre. Estamos, por tanto, ante un auténtico comercio de 'esclavos', por muy legal que resulte. En efecto, tampoco aquí van de la mano conceptos como 'legal' y 'legítimo'.

Como quiera que tratar de resolver los casos particulares como el de la pitón de Salburua se queda en simple 'parche administrativo', creemos que la verdadera solución global viene ―una vez más― de la mano de la sociedad, que no debería participar en tan lucrativo como deshonesto negocio. Es por ello que desde ATEA hacemos un llamamiento a la sociedad vasca para que evite la compra de cualquier animal en general, y de cualquier especie exótica en particular, contribuyendo así a construir una comunidad política de verdad progresista y solidaria.

 

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PEDIMOS A LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN QUE PROHIBA LA COMPRAVENTA DE «ESPECIES EXÓTICAS»

COCODRILO PISUERGA

 

A raíz de la «impactante» noticia según la cual un cocodrilo viviría en cierto tramo del río Pisuerga a su paso por Valladolid, hemos considerado oportuno hacerle llegar a la Junta de Castilla y León una serie de reflexiones sobre el comercio de «especies exóticas», ciertamente lesivo e incluso letal para sus protagonistas, por muy legal y regulado que resulte.

Explicamos en nuestra misiva al consejero de Fomento y Medio Ambiente algunos pormenores de dicha realidad, muy poco publicitada en general por los medios. Las razones van desde los meros «derechos animales» (bien sean estos alóctonos o autóctonos) hasta medioambientales, y consideramos que sobre todo deberían subrayarse aquellos factores que generan el fenómeno, como de hecho son ―en estricto orden cronológico― la oferta comercial y su consiguiente demanda. Tras una amplia experiencia de décadas denunciando esta trágica realidad, nos parece evidente que solo así se atajará de una vez por todas con tan indeseable fenómeno.

 

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¡NO REGALEMOS AMIGOS EN NAVIDAD!

 

REGALO ANIMALES NAVIDAD NO

 

Un año más, hacemos un llamamiento a la ciudadanía para que actúe con la máxima responsabilidad en estas fechas de tradición consumista por cuanto a la adquisición de animales vivos como regalo se refiere.

Se estima que más de 200 000 animales son regalados durante cada campaña navideña. Y resulta evidente que un altísimo porcentaje se adquiere de forma compulsiva, sin tener en cuenta por tanto las nefastas consecuencias que para las víctimas tiene dicha decisión. Sobre todo en el caso de los llamados 'animales exóticos', bajo cuya denominación podemos descubrir prácticamente cualquier especie susceptible de rentabilidad económica (reptiles, pequeño roedores, anfibios, insectos…). La adquisición en sí misma cierra un ciclo previo de desdicha para las víctimas, pues estas son concebidas como simples mercancías, que por tanto se pueden 'sacrificar' en parte, mientras las cuentas finales cuadren.

Tras la compra, trayectoria de estos desdichados se repite dramáticamente en la mayoría de las ocasiones. La seducción inicial pronto se torna en pereza al comprobar que el animalito requiere en realidad más cuidados de los que nos habían anunciado. Con independencia de su grupo, todos tienen importantes necesidades ―tanto biológicas como emocionales―, que desde luego no satisfarán ni de lejos en un ambiente tan restringido y pobre como una pecera o un terrario, donde apenas pueden guarecerse de la presencia humana (que, dicho sea de paso, ellos siempre advierten como un peligro potencial). El estrés y una alimentación defectuosa acaba por enfermarles. Pero se trata de seres que, por su propia naturaleza, no consiguen transmitirnos sus emociones de manera tan eficaz como puedan hacerlo otros más familiares (perros o gatos). Se inicia así un proceso de agonía, que en el caso de algunas especies de metabolismo lento puede durar meses, hasta que al final acaban en el cubo de la basura, regalados a terceros o liberados en un medio natural que no es el suyo. En el primero de los casos, no es infrecuente que permanezcan aún vivos cuando son retirados al vertedero. El segundo no suele suponer una mejoría, pues se concibe más bien como una forma rápida de deshacerse de lo que ahora ya es un “estorbo”, con lo que el periplo, para su desgracia, se alarga. Y el tercer supuesto supone uno de los mayores problemas que hoy existen para el equilibrio ecológico, además de convertir a sus desdichados protagonistas en 'especies invasoras', siniestra etiqueta que las distintas administraciones les endosan sin recato alguno, a pesar de que buena parte de la responsabilidad en toda esta situación recae precisamente sobre los ayuntamientos, quienes están obligados por ley a exigir cada cierto tiempo a los establecimientos de venta de animales una lista completa de entradas, salidas y datos de los adquirientes. Desde ATEA podemos asegurar que casi ninguno de los ayuntamientos españoles cumple dicho apartado, a pesar de lo cual algunos emplean dinero público en organizar eventos precisamente sobre las especies invasoras, omitiendo la dejación propia. Ni que decir tiene que las mismas entidades que desprecian la legislación vigente son las mismas que emplean a continuación expeditivos métodos para 'controlar' las especies que ocupan diversos medios naturales. Lo habitual es que la estrategia pase por la eliminación física (muchas veces empleando burdos métodos también ilegales), con lo que al final vemos cómo una misma injusticia se reproduce en repetidas ocasiones a lo largo de todo el proceso con diferentes formas.

En general, una praxis adecuada de 'consumo responsable' debería descartar por defecto la compra de animales, sean estos silvestres o domésticos, pues han de ser considerados como lo que realmente son: seres sensibles ―similares en lo fundamental a nosotros mismos―, dotados de legítimos intereses, y por lo tanto merecedores de un mínimo respeto. La cuestión se agrava al comprobar que cada día se sacrifican en España cientos de perros y gatos porque no consiguen encontrar una familia. Con semejante tragedia cotidiana sobre nuestras conciencias, quien tenga la imperiosa necesidad de convivir con un animal de familia (lo que comúnmente denominamos animal de compañía) debería imponerse la obligación ética de rescatarlo de un refugio para animales abandonados. Si la mayoría de la gente actuara de tal forma, demos por seguro que el drama se vería reducido a la mínima expresión.

Como protocolo genérico, ATEA sugiere algunos puntos básicos por cuanto a la convivencia con animales, que se pueden resumir en los siguientes:

1| Aceptar la etiqueta de 'animales de compañía (de familia)' tan solo aquellas especies que por su propia historia biográfica ya no disponen de un sitio natural en el medio: en la práctica, perros y gatos.

2Nunca intercambiar animales por dinero. Ello alimenta una concepción mercantilista de los mismos y los reduce a meros objetos de consumo. Además, hace que el número de animales sin dueño no descienda, perpetuando así la tragedia.

3| Si se decide convivir con animales, adoptarlos siempre en una entidad protectora o rescatarlos de una situación traumática.

                                     

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