ATEA se ha dirigido por carta al alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izagirre, solicitándole que el Ayuntamiento inste a las comparsas que participan cada 20 de enero en la tradicional tamborrada a que no se sirvan de animales en su periplo festivo posterior.
En efecto, son varias las personas que han contactado con nuestra asociación para mostrando su malestar por el hecho de que varias de dichas comparsas han “incorporado” durante la pasada edición sendos burros al grupo, quienes lógicamente han de soportar a lo largo de toda la madrugada la algarabía festiva, incluyendo el lanzamiento de material pirotécnico y la música. No hace falta remarcar que lo que nos gusta a los humanos no tiene por qué agradar a otros animales, e incluso puede resultarles en extremo desagradable. Además, no nos consta ni que sea esta una costumbre ancestral ni que encierre simbolismo alguno, por lo que bien cabe calificarla de gratuita.
En ATEA consideramos que, en general, debiera prescindirse de los animales como “complemento” en nuestra vida cotidiana, pues por lo general estos suelen verse afectados negativamente en mayor o menor medida, pues sensaciones como el bienestar –y su contrario– se manifiesta en ellos de una manera muy similar a como pueda hacerlo en nosotros mismos, los humanos. Y, hasta donde nuestro sentido común nos dicta, para un burro no resulta precisamente “deseable” el estruendo, el ajetreo de bar en bar y, en definitiva, “participar” de la fiesta, pues no ha elegido estar ahí, a diferencia de los participantes humanos. Por ello, se solicita formalmente al Ayuntamiento que adopte las medidas oportunas (un Bando de Alcaldía, por ejemplo) para evitar dichos comportamientos, en la seguridad de que la citada medida sería comprendida e incluso bien recibida por la ciudadanía donostiarra.
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