EL AYUNTAMIENTO DE TAVERNES DESPRECIA EL INTERÉS DE LA CIUDADANÍA POR EL BIENESTAR DE LOS ANIMALES CONFINADOS EN EL MINIZOO DE LA LOCALIDAD

ATEA continúa esperando que el Alcalde de la localidad valenciana de Tavernes de la Valldigna se digne dar cumplida contestación a alguna de las ocho preguntas que le eran formuladas en el escrito remitido por esta asociación el pasado 15 de abril, a pesar de que el máximo representante municipal reconoció a diversos medios locales que aún no habían recibido la última certificación para la apertura del minizoo inaugurado recientemente junto al complejo de piscinas. Nada sabemos por tanto sobre las razones concretas que llevaron a la corporación a tomar la decisión de instalar el centro zoológico sin que –hasta donde nosotros sabemos– mediara solicitud o interés alguno por parte de la ciudadanía, ni qué destino tienen previsto darles a los animales si la iniciativa fracasa (como suele acontecer). Tampoco se responde a nuestra interpelación sobre qué medidas de seguridad tiene el centro, o si se ha abierto una investigación para tratar de identificar a la persona que abandonó un conejo enfermo en el recinto, quien murió al poco tiempo. Lo dicho: el desprecio más absoluto a la sociedad civil, en este caso a la realidad asociativa, que –nunca está de más recordarlo– desempeña una labor reservada por naturaleza a la red administrativa en un aspecto tan esencial en un Estado de Derecho como el cumplimiento de las leyes vigentes.   Entendemos que la callada por respuesta no resulta pertinente en un mandatario elegido por sufragio popular, y quizá menos aún cuando ese silencio se manifiesta en plena campaña electoral, época en la que se nos regalan hasta el hartazgo toda suerte de autoparabienes y mensajes edulcorados sobre las excelencias de cualquier formación política. Así las cosas, desde ATEA entendemos que el Sr. Manuel Vidal (con independencia de si se presenta por la derecha casposa, por la izquierda guay o por partidos decentes) es una pésima opción electoral para el cada vez mayor sector social que incluye la llamada “cuestión de los animales” en su criterio de cara a tomar decisiones cívicas. Alguien que carece de la empatía más básica (al menos para con los animales no humanos) que se supone a todo ser racional no merece dirigir los destinos ni de Tavernes ni de su comunidad de vecinos.

Cuesta creer que la construcción del mencionado recinto (en plena crisis y sin que haya mediado demanda social alguna) responda a otros intereses que no sean los de un burdo deseo de ganarse votos con este “caramelo”, conociendo el escaso espíritu crítico de la sociedad actual.

Continuamos esperando las respuestas solicitadas, y nos reservamos en cualquier caso el derecho a recurrir a instancias superiores para denunciar este vergonzoso silencio.


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