Hemos remitido al Ayuntamiento de Villabona (Gipuzkoa) una denuncia por la celebración prevista del Oilasko Jokoa (Juego del Pollo). El acto consiste en recoger varias de estas aves por los caseríos del barrio de Amasa, para trasladarlos después –colgadas en racimos de un palo– hasta el casco urbano.
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ATEA ha tratado infructuosamente de conseguir información de primera mano del propio alcalde respecto a qué sucede al final con los animales, pues sabemos que no hace tanto se decapitaban con una espada, en un acto que ha ido dulcificándose en pueblos cercanos hasta casi desaparecer.
Nuestra organización ya intervino hace más de una década en tan bárbara costumbre local, y de hecho creíamos que estaba erradicada. Pero vemos que todavía pervive, maquillada por el habitual lenguaje de la tradición y la herencia cultural. Como sucede en estos casos, los partidarios de dichos actos son los primeros en apuntarse a todo cuanto sea progreso y evolución si salen beneficiados, mientras evitan esa misma evolución si los perjudicados son otros. Se mire como se mire, se trata de un comportamiento egoísta, además de criminal. Y quizá uno de los aspectos más preocupantes de este tipo de situaciones –dejando a un lado el sufrimiento de las víctimas, tan interesadas en evitarlo como nosotros mismos– sea la participación de mujeres, víctimas a su vez de numerosas y hasta letales injusticias en nuestra sociedad machista, pero que participan de forma activa en actos crueles e igualmente nocivos para inocentes. Sin duda es este uno de los parámetros más dramáticos de nuestro comportamiento con los animales: la reproducción del papel de verdugo de quien ya sabe lo que significa ser mártir.
ATEA tiene la seguridad de que el máximo representante político local actuará en consecuencia, aplicando la normativa específica en la materia, pues en caso contrario deberá explicarse la razón por la que la ciudadanía en general debe cumplirla (en su sentido más amplio).
Euskadi no puede quedarse al margen cuando de avanzar se trata, y el progresismo ético incluye sin duda a los animales, pues ellos son víctimas inocentes, y se encuentran además en un especial estado de vulnerabilidad. Siendo cada una de estas dos realidades esenciales por separado, juntas constituyen un hecho trascendente en cualquier comunidad que quiera merecer la etiqueta de “decente”.
OILASKO JOKOA DE VILLABONA
TRASLADO ANIMALES [secuencia 2011]
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